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Los terrenos que hoy ocupa el Multiforo Tlalpan fueron parte de los cuarenta mil metros cuadrados destinados al Tutelar para Menores. 

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A mediados de los años cincuenta se construyó un edificio independiente en la esquina que conforma la Av. San Fernando y la calle Juárez, el cual albergaría el  Cine Tlalpan. A finales de los noventas la delegación Tlalpan lo adecúa como foro cultural.

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De 2006 al 2009 se le nombra Multiforo Ollin Kan y en el 2010 se le cambia el nombre a Multiforo Tlalpan.

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Su nombre, Multiforo, lo dice todo: es un lugar para diversas artes. Tiene como propósito difundir la cultura y brindar espacios a los jóvenes artistas.

 

El Cine Tlalpan formo parte de la correccional ubicada a un costado de este; servía como teatro, como sede de peleas de box y también como cine.

 

El antecedente más antiguo del que se tiene registro es en 1927, ya como Cine Tlalpan (fecha que lo ubica como uno de los primeros cines del sur de la ciudad).

 

En los 40´s fue comprado remodelado y reinaugurado por Matilde Landeta Soto (1913-1999), quien fue la primera mujer en dirigir películas en la época de oro del cine mexicano.

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Este cine dejó de funcionar a mediados de los 90´s cayendo en el abandono para posteriormente ser adquirido por las autoridades delegacionales y nuevamente remodelado para funcionar como sede de diferentes eventos artísticos y culturales.

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Actualmente, en el Multiforo Tlalpan se llevan a cabo funciones de teatro y

danza así como festivales y conciertos de música.

Ubicación: Avenida San Fernando s/n (esquina con Juárez,

Col. Tlalpan Centro, Ciudad de México.

MULTIFORO TLALPAN

Marcela, tengo libre condición
Por Gloria Maldonado Ansó

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“Marcela, tengo libre condición”, es una instalación de Hely Reuter y Melanie

Loske originalmente creada para el 44 Festival Internacional Cervantino, con motivo de las conmemoraciones mundiales por los 400 años de la muerte de Miguel de Cervantes acontecidas en 2016.

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La pieza central, un maniquí femenino, evoca a Marcela, protagonista de la novela universal  Don Quijote de la Mancha. La posición de este personaje frente al amor, las expectativas sociales, la libertad y la autoafirmación han logrado que sus palabras se consideren el primer discurso feminista de la literatura hasta ese momento.

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Al negarse al matrimonio y optar por una vida autónoma, Marcela, pastora de excepcional belleza, trato gentil y múltiples virtudes morales, hiere sin querer las aspiraciones de sus numerosos enamorados y en particular los de Grisóstomo, cuya desesperación lo conduce al suicidio. El pueblo se indigna y señala a Marcela, la causa de ser cruel, fría y desdeñosa.

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Sin embargo, ella tiene la valentía de presentarse en el entierro y de reivindicar su derecho a la independencia y a la libertad, su derecho a elegir una vida feliz y solitaria de pastora para gozar de los dones de la naturaleza sin necesidad de acatar obligaciones conyugales por las cuales no siente interés alguno.

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Marcela ha decidido no subordinarse a un hombre, ni emocional ni

económicamente, porque a fin de cuentas posee una fortuna propia. Sus palabras son apasionadas, contundentes y honestas, sin tintes de soberbia ni egoísmo.

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Muchas conquistas se han obtenido desde que Marcela, personaje ficticio, profirió tan audaz discurso hacia 1605. La han seguido en esta batalla contra las imposiciones sociales legiones de mujeres de carne y hueso. En ocasiones se han hecho acompañar de hombres conscientes de la necesidad de cambiar un estado de cosas opresivo para todos, a fin de cuentas.

 

Cómo no dar crédito a los hombres que también han enarbolado esta bandera cuando es el propio Cervantes quien da voz a Marcela.

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Sin embargo, remitiéndonos a nuestros días, queda un largo trecho por recorrer, la batalla por la liberación femenina no puede cejar un solo día. Millones de mujeres, a largo y ancho del globo, son aún impedidas de elegir su destino libremente.

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Desde la más temprana edad y a lo largo de su existencia son cosificadas, sufren atropellos cotidianos y situaciones de discriminación, falta de oportunidades, acoso, explotación, violencia emocional y física. Las cifras que alcanzan los feminicidios resultan escalofriantes.

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El motor que alimenta tanto odio y abuso es el simple hecho de que una persona haya nacido mujer.

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El machismo y la misoginia permean las distintas culturas, a manera abierta o sutil, mientras recrea estereotipos  y roles sexuales cuyos efectos resultan

devastadores para las relaciones y los derechos humanos.

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Si hoy día la lucha está lejos de haber sido ganada, no es difícil imaginar que en la época de Marcela el contexto social fuera adverso para las reivindicaciones feministas. 

 

Por ello, Hely Reuter y Melanie  Loske –madre e hija-, se reúnen con sus propias experiencias vitales compartidas y personales desde la feminidad y despliegan sus talentos artísticos para rendir homenaje a Marcela.

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Se adivina en esta obra el ambiente que rodeó al personaje a través de símbolos amenazantes como las manos acusadoras, una red dispuesta para secuestrar a quien infrinja las normas impuestas, la gargantilla que al apretarse puede privar de oxígeno y vida, la sangre fluyendo de la herida abierta y del corazón palpitante.

 

El color blanco remite a las intenciones puras y sinceras de la protagonista, protegida por una multitud de golondrinas. Éstas nos devuelven la esperanza mientras alzan el vuelo hacia la libertad y hacia los valores que otorgarán fuerza, dignidad y valor a Marcela, encarnación de cualquier mujer en busca de su emancipación.

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“Marcela, tengo libre condición”, se exponen la Galería de Arte Multiforo hasta el 9 de abril, en horario abierto. Entrada libre.

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